Tras vos un alquimista va corriendo
Tras vos un alquimista va corriendo,
Dafne, que llaman Sol ¿y vos, tan cruda?
vos os volvéis murciégalo sin duda,
pues vais del sol y de la luz huyendo.
Él os quiere gozar a lo que entiendo
si os coge en esta selva tosca y ruda,
su aljaba suena, está su bolsa muda,
el perro, pues no ladra, está muriendo.
Buhonero de signos y planetas,
viene haciendo ademanes y figuras
cargado de bochornos y cometas.
Esto la dije, y en cortezas duras
de laurel se ingirió contra sus tretas,
y en escabeche el sol se quedó a oscuras.
Francisco de Quevedo.
A Apolo, siguiendo A Dafne
Bermejazo platero de las cumbres
a cuya luz se espulga la canalla:
La ninfa Dafne, que se afufa y calla,
si la quieres gozar, paga y no alumbres.
Si quieres ahorrar de pesadumbres,
ojo del cielo, trata de compralla:
en confites gastó Marte la malla,
y la espada en pasteles y en azumbres.
Volvióse en bolsa Júpiter severo,
Levantóse las faldas la doncella
por recogerle en lluvia de dinero.
Astucia fue de alguna dueña estrella,
que de estrella sin dueña no lo infiero:
Febo, pues eres Sol, sírvete de ella.
Francisco de Quevedo.