Castillejo, Cristóbal de
Dame, amor, besos sin cuento.
Cristóbal de Castillejo, a pesar de que intentó las nuevas formas, representó la oposición a la renovación poética proveniente de Italia. Siquió desarrollando las formas tradicionales castellanas como en esta canción, inspirada en Catulo. Es evidente que, aunque mantenga las formas tradicionales, se deja influir por los autores clásicos. En este caso utiliza el octosílabo tradicional en una novena que desde el primer verso cobra una carga irónica por el doble significado de la palabra “cuento”.
Dame, Amor, besos sin cuento,
asida de mis cabellos,
y mil y ciento tras ellos
y tras ellos mil y ciento,
y después
de muchos millares, tres;
y porque nadie lo sienta,
desbaratemos la cuenta
y contemos al revés.
Cristóbal de Castillejo.
Reprensión contra los poetas españoles que escriben en verso italiano
Su obra prolonga la línea del arte real con su utilización del octosílabo. Imita también en su obra la lírica popular. Se trata de un fragmento y está extraído de cervantes virtual.
Pues la sancta Inquisición
suele ser tan diligente
en castigar con razón
cualquier secta y opinión
levantada nuevamente,
resucítese Lucero,
a corregir en España
una tan nueva y extraña,
como aquella de Lucero
en las partes de Alemaña.
Bien se pueden castigar
a cuenta de anabaptistas,
pues por ley particular
se tornan a bautizar
y se llaman petrarquistas.
Han renegado la fee
de las trovas castellanas,
y tras las italianas
se pierden, diciendo que
son más ricas y lozanas.
El juicio de lo cual
yo lo dejo a quien más sabe;
pero juzgar nadie mal
de su patria natural
en gentileza no cabe;
y aquella cristiana musa
del famoso Joan de Mena,
sintiendo desto gran pena,
por infieles los acusa
y de aleves los condena.
«Recuerde el alma dormida»
dice don Jorge Manrique;
y muéstrese muy sentida
de cosa tan atrevida,
por que más no se platique.
Garci-Sánchez respondió:
«¡Quién me otorgase, señora,
vida y seso en esta hora
para entrar en campo yo
con gente tan pecadora!»
«Si algún Dios de amor había,
dijo luego Cartagena,
muestre aquí su valentía
contra tan gran osadía,
venida de tierra ajena».
Torres Naharro replica:
«Por hacer, Amor, tus hechos
consientes tales despechos,
y que nuestra España rica
se prive de sus derechos».
Dios dé su gloria a Boscán
y a Garcilaso poeta,
que con no pequeño afán
y por estilo galán
sostuvieron esta seta,
y la dejaron acá
ya sembrada entre la gente;
por lo cual debidamente
les vino lo que dirá
este soneto siguiente:
SONETO
Garcilaso y Boscán, siendo llegados
al lugar donde están los trovadores
que en esta nuestra lengua y sus primores
fueron en este siglo señalados,
los unos a los otros alterados
se miran, con mudanza de colores,
temiéndose que fuesen corredores
espías o enemigos desmandados;
y juzgando primero por el traje,
paresciéronles ser, como debía,
gentiles españoles caballeros;
y oyéndoles hablar nuevo lenguaje
mezclado de extranjera poesía,
con ojos los miraban de extranjeros.
Mas ellos, caso que estaban
sin favor y tan a solas,
contra todos se mostraban,
y claramente burlaban
de las coplas españolas,
canciones y villancicos,
romances y cosa tal,
arte mayor y real,
y pies quebrados y chicos,
y todo nuestro caudal.
Y en lugar destas maneras
de vocablos ya sabidos
en nuestras trovas caseras,
cantan otras forasteras,
nuevas a nuestros oídos:
sonetos de grande estima,
madrigales y canciones
de diferentes renglones,
de octava y tercera rima
y otras nuevas invenciones.
Desprecian cualquiera cosa
de coplas compuestas antes,
por baja de ley, y astrosa
usan ya de cierta prosa
medida sin consonantes.
A muchos de los que fueron
elegantes y discretos
tienen por simples pobretos,
por solo que no cayeron
en la cuenta a los sonetos.
Daban, en fin, a entender
aquellos viejos autores
no haber sabido hacer
buenos metros ni poner
en estilo los amores;
y qu’el metro castellano
no tenía autoridad
de decir con majestad
lo que se dice en toscazo
con mayor felicidad.
Mas esta falta o manquera
no la dan a nuestra lengua,
qu’es bastante y verdadera,
sino solo dicen que era
de buenos ingenios mengua;
y a la causa en lo pasado
fueron todos carescientes
destas trovas excellentes
que han descubierto y hallado
los modernos y presentes.
Viendo pues que presumían
tanto de su nueva ciencia,
dijéronles que querían
de aquello que referían
ver algo por experiencia;
para prueba de lo cual,
por muestra de novel uso,
cada cual de ellos compuso
una rima en especial,
cual se escribe aquí de yuso.
Cristóbal de Castillejo